El Film, de Beckett (2013)

"Film" (New York, 1965) es un cortometraje a blanco y negro y mudo, que se basa en el escrito del dramaturgo irlandés Samuel Beckett (Dublín, 1906 – París, 1989). El cual constituyó su única incursión en el séptimo arte.

 

En esta obra se expone el cuidado por la expresión, tanto en la elaboración del guión como en la dirección del rodaje, a cargo de Alan Schneider, para producir una comunicación pragmática que prescinde del lenguaje -hablado o escrito- y que se expresa a través del movimiento de lo que acontece en la experiencia, dando énfasis a la afectación perceptiva: lo visto (imágenes) y lo oído (sonidos). 

 

Este corto se me aparece como un maravilloso modelo geométrico, diseñado cuidadosamente a la manera de un fractal, en el cual cada una de sus partes (escenas) son igual al todo (película). Apuesto a que la estructura de esta obra hace referencia a un oxímoron que transmite la idea de lo inconsistente, de lo ilógico e irracional. Estructura que se puede expresar verbalmente en pares antitéticos como expuesto-oculto, interno-externo y percibido–forcluido, entre otros imaginables. 

 

La historia inicia con el protagonista caminado por una calle en pleno día, un tanto errático y cada vez más alejándose del mundo externo: entrando de la calle al edificio, moviéndose luego por las escaleras hacia su habitación y adentro cortando cualquier vínculo con el otro, incluyendo a sus mascotas. Durante la mayor parte de la película no se muestra el rostro del protagonista, actuado por Buster Keaton. La posición de la cámara, detrás del personaje, transmite experencialmente su mecanismo de rechazo, su pauta de “dar la espalda” a aquello que no soporta, es decir, la forclusión de la percepción del “reflejo” de un rasgo insoportable de sí mismo en el plano del otro, de lo otro, de lo exterior. Rasgo representado en el ojo que le falta al protagonista, más que en el vacío, el cual tolera (por ejemplo al no tapar las dos perforaciones de la silla o los huecos de la cortina). 

 

El cuidado por la expresión se hace palpable en el manejo estético de la filmación: aunque se trata de escenas de pánico, nunca se muestra la cavidad ocular vacía, pero podemos inferir esta imagen a través de la reacción de repulsa y horror que los personajes secundarios experimentan cuando se encuentran de frente con el protagonista. Por lo tanto, se trata de una estética acorde con la estructura del cortometraje, que se puede formular en el oxímoron exponer-ocultar. 

 

Aunque este drama remite en gran medida a una tragedia subjetiva, la historia también toma visos de comedia, como en el acto repetitivo de sacar a los animales. Escena en la cual se presenta al ser humano estupidizado en su juego de negación, representado en un sujeto que no puede percatarse -más que a través de los efectos de la repetición de sus actos- que cada vez que pretende expulsar algo de sí, en el mismo movimiento, algo de eso extranjerizado se reincorpora. Un ser humano que se regocija transitoriamente por la solución provisional que encuentra para cada situación específica, sin tomar consciencia de que su drama es estructural y que, por ende, se replica en todos los demás actos, como por ejemplo se muestra en el tapar los ojos de la lora y del pez, también el espejo, así como al cubrir la ventana y al romper la caricatura de la pared.

 

Entonces ¿qué es lo que insiste en esta obra? Lo excluido, y junto con ésto, la provisionalidad de los mecanismos por medio de los cuales el protagonista logra transitoriamente tener momentos de calma, que se ven interrumpidos bruscamente cuando se le descubre el espejo o se le cae la chaqueta de la pecera. 

 

Asistimos al gradual aislamiento, reducción y empobrecimiento emocional del personaje, a raíz del esfuerzo requerido para mantener tales mecanismos defensivos, a partir de los cuales se empeña obstinadamente en dividir y aislar lo indisoluble. Se puede ver la extensión de esta pauta ineficaz de rechazo en la escena en que el personaje mira con cariño, una por una, sus fotos familiares, como en una especie de recuento de su vida, llegando de este modo a la última, en la que sale vestido tal cual está en ese momento: ¡con el parche en el ojo! Esa identificación entre lo forcluido y lo percibido lo coacciona a eliminar las fotos, esa y todas las demás, una por una y en orden inverso, las cuales anteriormente había contemplado con amor. 

 

En este sentido, el cierre sintetiza la idea-oxímoron que el director nos muestra parcialmente en las diferentes escenas del corto: después de invertir tanta energía en sus rígidos mecanismos reactivos, el sujeto protagonista “se duerme”, se distrae, se confía, es decir, baja la guardia, y en ese mismo movimiento (como en el juego estúpido de sacar el gato mientras se le mete el perro) ocurre el gradual desdoblamiento del Yo, que repasa inversamente uno por uno los mecanismos defensivos previos, para dar paso a la eyección en lo real de ese rasgo excluido de la imagen de sí y a pesar de su voluntad reactiva.

 

Esta experiencia final conlleva un efecto ominoso, entre sentimiento de familiaridad y terror, en medio del cual el personaje queda suspendido, petrificado, sin poder seguir no viendo aquello insoportable que finalmente se le impone como real, haciendo indisociables la realidad psíquica y la percepción del mundo externo. 

 

El Film termina cuando el protagonista elige cubrir el ojo con sus manos y no ver más, prestándose este cierre como apertura para preguntar si, aún con los ojos tapados, ¿el personaje volverá a ver, a pesar suyo, aquello que no soporta de sí?

 

Sountrack:

https://www.youtube.com/watch?v=o6dOchM6MWk

 

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