Los Penólogos lacanianos sobrestiman el Sujeto y la Cultura.

 

 

El estudio psicoanalítico basado en la observación clínica de miembros de pandillas infanto-juveniles permite entender que, si bien los “combos” no constituyen técnicamente una contracultura, tampoco es válido afirmar que están fuera de la cultura.

 

 

  La clínica, dual y grupal, muestra que generalmente en estos casos los crímenes son cometidos en nombre de un significante amo, cuya marca de identificación en los sujetos da cuenta de la sustancia común que los liga a una comunidad de pertenencia. Es decir, la experiencia da cuenta que estos actos transgresivos, por menor elaboración simbólica que los medie intrapsíquicamente, responden a procesos inconscientes de territorialización, que reproducen cultualmente un tipo de estructura subjetiva fija, casi inmutable, fuertemente arraigada a sus valores sociales.

 

 

  Por lo tanto, frente a la tesis penológica que sostiene que el acto transgresivo (desde la diversidad sexual y el consumo de estupefacientes, hasta el homicidio de un pandillero y el crímen político) "rompe el vínculo social, destituye al sujeto infantil o adolescente y lo deja por fuera de la cultura”1 resulta razonable detenerse para interrogar en el estudio del caso: entonces, ¿qué forma de ser tenía y tiene ahora el actor transgresor, en qué grupalidad ha convivido y qué clase de ideales han regido en su vida anímica?

 

 

  En síntesis, es necesario analizar en lo inconsciente de sus actos de qué sociedad se excluye y a qué cultura está sujeto, para entender que tipo de niño o adolescente se está interviniendo.

 

__________

1 Mesa, Clara & Muñoz, Agustín (2012) El Niño homicida: la estirpe de Caín. Un estudio psicoanalítico Medellín: Facultad de Ciencias sociales y humanas UdeA.

 

Escribir comentario

Comentarios: 0